Mugendo contra el acoso. Ciberacoso
29/11/2017
Los chicos y chicas que sufren acoso escolar o ciberacoso tardan más de un año en contárselo a su familia y pedir ayuda. Son una media de 13 meses de miedo y sufrimiento, según los datos del Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying de las fundaciones ANAR y Mutua Madrileña. Ambas asociaciones presentaron ayer una guía para padres y profesores con las preguntas y respuestas más comunes para detectarlo.
La edad más habitual para sufrir acoso es entre los 12 y los 13 años. Cuando las víctimas lo confiesan —el 70% acaba contándoselo a los padres—, el problema suele haberse agravado y el menor puede sufrir daños psicológicos. «Hay tres cosas que los padres no debemos hacer cuando nuestro hijo nos cuenta que sufre acoso escolar: sobrerreaccionar, sobreprotegerles y no implicarle en la búsqueda de soluciones», explica Benjamín Ballesteros, psicólogo y director de Programas de la Fundación ANAR. Entre los síntomas que las familias deben tener en cuenta están el aislamiento, las excusas para no ir al colegio, cambios en el carácter, pérdida o rotura del material escolar, rechazo al uso del móvil o incluso manifestación de enfermedades psicosomáticas —como dolores de cabeza o tripa—.
Los chicos y chicas que sufren acoso escolar o ciberacoso tardan más de un año en contárselo a su familia y pedir ayuda. Son una media de 13 meses de miedo y sufrimiento, según los datos del Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying de las fundaciones ANAR y Mutua Madrileña. Ambas asociaciones presentaron ayer una guía para padres y profesores con las preguntas y respuestas más comunes para detectarlo.
La edad más habitual para sufrir acoso es entre los 12 y los 13 años. Cuando las víctimas lo confiesan —el 70% acaba contándoselo a los padres—, el problema suele haberse agravado y el menor puede sufrir daños psicológicos. «Hay tres cosas que los padres no debemos hacer cuando nuestro hijo nos cuenta que sufre acoso escolar: sobrerreaccionar, sobreprotegerles y no implicarle en la búsqueda de soluciones», explica Benjamín Ballesteros, psicólogo y director de Programas de la Fundación ANAR. Entre los síntomas que las familias deben tener en cuenta están el aislamiento, las excusas para no ir al colegio, cambios en el carácter, pérdida o rotura del material escolar, rechazo al uso del móvil o incluso manifestación de enfermedades psicosomáticas —como dolores de cabeza o tripa—.
El manual recomienda que, una vez detectado, «el padre debe poner el caso en conocimiento del centro, fundamentalmente del tutor y del equipo directivo», según la nota enviada por las asociaciones que añade: «Nunca hay que intentar resolverlo por nuestra cuenta, llamando a otros padres o compartiéndolo a través de un grupo de WhatsApp».
Entre los motivos que desencadenan el bullying, los menores citaron en estudios previos de ambos colectivos la marginación por ser diferentes, discapacidades, defectos físicos, ser poco abiertos o habilidosos en las relaciones sociales y no seguir las tendencias o gustos de la mayoría. En algunas ocasiones, los niños acosados destacan por su inteligencia, características de su personalidad o incluso atractivo físico.
Entre otras cuestiones, la guía responde a una pregunta habitual: ¿A qué edad debo dar a mi hijo un móvil con conexión a internet? «No existe una edad ideal. La decisión debe tomarse en función de la madurez y responsabilidad de cada niño y teniendo en cuenta que, si es menor de 14 años, el responsable de las acciones que cometa con la tecnología es el padre».
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